Abordar un libro, según Carla Raguseo
Pistas metodológicas Todo texto plantea una cuestión central que es necesario resolver: Cómo abordar su lectura. ¿Podría existir una metodología para hacerlo? ¿Si así fuera, tendría sentido práctico su aplicación? ¿Qué espera cada lector obtener de la experiencia de lectura? Algunas pistas metodológicas pueden extraerse de las reflexiones que siguen.
Ante todo, no soy una lectora disciplinada, soy de las que se pierden en la mitad del párrafo soñando despierta y debo releer hasta que las palabras se vuelven ruido en mi cabeza. Sin embargo, otras veces, cuando descubro una conversación secreta entre dos textos, una sóla lectura epifánica me ayuda a encontrar esa pieza que me estaba faltando. Las palabras me encuentran y sobreviene la emoción. Es que no sé leer lo que no me emociona.
Aún así, mi hambre de lectura, intermitente, fragmentada, diversa y ambiciosa busca saciarse en la no-ficción. Me gusta sentirme una iniciada en los territorios de los grandes pensadores, que me quedan demasiado grandes. Aún me veo como aquella niña que necesita subirse a una silla para alcanzar aquel libro olvidado del estante más alto, donde va a encontrar lo que otros no leyeron.
La lectura para mí – teoría mediante – es como la aventura de un camino basado en la búsqueda de la intertextualidad, como Hansel y Gretel, buscando pistas y migajas en las sombras de las palabras a otros textos que son parte de la narración de mi propia historia – la que fue o la que me cuento a mi misma. Veo a la lectura significativa – como al aprendizaje- como un eterno despertar. Una vez que asimilamos un concepto, nos apropiamos de una metáfora o nos reconocemos en una imagen ya no somos lo mismos. Detrás de cada página leída dejamos algo de ingenuidad.
La autora en su salsa: Carla Raguseo
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Categoría: Abordar un libro