Abordar un libro, según Cenobia Rodrí­guez

| 2 noviembre, 2012 | 0 Comentarios

Pistas metodológicas Todo texto plantea una cuestión central que es necesario resolver: Cómo abordar su lectura. ¿Podrí­a existir una metodología para hacerlo? ¿Si así­ fuera, tendría sentido práctico su aplicación? ¿Qué espera cada lector obtener de la experiencia de lectura? Algunas pistas metodológicas pueden extraerse de las reflexiones que siguen.

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Cenobia, San Luis Potosí­, México. Un dí­a antes de mis 59

Por los caminos de un libro o de cómo perderse durante un rato

Jamás lo había pensado, pero ahora descubro –ante su pregunta sobre cómo abordar un libro_ con un ato de mañas ¿estrategias? que me han llevado por la vida saltando de un libro a otro, de un paraje a otro, de una angustia a otra, de un placer a otro.

Y… ¿qué diría Foucault si me viera haciendo uso de su caja de herramientas? para identificar las condiciones de emergencia de mi propio hacer con los libros. Y bien, la niña que leyó con placer íntimo los sueños de Jo –con quien me identificada-, o las nubes rosas de Amy con quien también compartía ilusiones o, hasta con la susanesca Meg con quien hasta la fecha comparto el sueño de mi casita, mi esposito, mis hijitos, mi perro, mis plantas… Esa niña entendió que había que sentir placer al leer, condición de emergencia primera.

Ya lo había dicho, -primero a los diez y siete- y después lo he dicho muchas veces, El Arte de amar me atrapó porque me perseguía, me dolía, me cuestionaba. Es del selecto grupo de esos libros que yo llamo acusadores.

Y he aquí la segunda condición,  tienen que dejarte algo para la vida, para nuestro interior, una continúa pregunta sobre nosotros mismos. Y entonces sucedió que me encontré con la ciencia ficción y la devoré, la viví, me acostaba y soñaba aventuras que eran tan emocionantes que a la noche siguiente corría a dormir para seguir con mi aventura. En este trayecto conocí  a Heinlein y a Lazarus Long en el inefable Tiempo para amar.

Aquí fueron múltiples las enseñanzas: el ritmo, la música puede acompañarnos –si la dejamos- en la lectura; las múltiples personalidades que somos capaces de asumir; la flojera bendita si la vivimos como hombres y mujeres ordenadas; la premura para huir –o ponerse a buen resguardo- cuando la decadencia social lanza visos de violencia; el amor a la vida y a la necesidad de dejar rastro. Tercera condición, leer todo buen libro varias veces, con distintos lentes y en distinto momento de la vida.

Fue otro de estos hombres de la ficción el que me llevó a La tierra permanece de la que en compañía de Stewart disfruté al amor a la especie, entendí la preocupación por cuidarla y amarla, entendí el compromiso con la cultura y la ciencia, es decir, no es un compromiso racional, es pasional. Pasión por aquello de lo que uno forma parte. Aquí entendí lo que Paz y Benedetti sostienen en la expresión Soy otros.

Mi nueva condición, ¿qué parte de mi encuentro aquí que tanto me llama? Hablando del Rey de Roma y él que se asoma, tengo, bueno, tuve un Inventario rayado por todos lados con tintas de distintos colores y notas de distintos tiempos, la poesía –la de Benedetti en especial- siempre me ha hecho eso, siempre me susurra cosas distintas, todas ciertas, todas profundas, todas íntimas. Aquí, empecé a escribir,  lo que quería y como podía, empecé a pensarme por escrito, bueno en poesía, porque con mis diarios personales, aquellos que hice entre mis doce y mis veintitantos, me pensaba en prosa. Y aquí la otra condición, comentar al margen y en el encabezado y en el pie y –si es necesario- en la compu en mi archivo de notas.

Claro que lo hago poco (en la compu) por aquello de que lo vayan a hackear, je. Después aprendí que –aunque uno no quiera y/o no lo sepa- entra a la lectura buscando algo, entonces, porque no preguntarse qué estoy buscando y, entonces, clarificado el lente, leer y leer y leer uno, dos o muchas libros hasta haber madurado y encontrado eso que andaba buscando. A veces, es tan profundo lo que buscamos que ninguna lectura nos va a contestar. ¿Qué de dónde lo saqué? Ah…pues fue Don Alejo Carpentier el que me acompaño en mi búsqueda de mi posición ideológica y nótese que no digo política.

Y aquí, la última estrategia –hasta ahorita- tomar distancia de la posición política –aunque sea difícil- para leer por leer, por placer, por gusto, por/con miedo, por…

La autora en su salsa: Cenobia Rodrí­guez

 

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Acerca del Autor ()

Padre. Hacedor. Resiliente. Estudiador. Curioso. Persistente. Apasionado. Aprendí a contar con un ábaco. En el primer año de la secundaria soñaba con tener una regla de cálculo. Hasta tercero lidiamos con las calculadoras personales y los permisos para usarlas en clase. Cuando fui profe universitario me preguntaba si debía aprobar los trabajos hechos en la computadora personal. La primera portable que tuve me mostró las ventajas de la movilidad y la segunda me presentó a Internet. Hoy, ayudo a las personas y a las organizaciones a involucrarse con los entornos 2.0.- Fundé Seco & Serif en los 90, tuve que aprender prácticamente solo a hacer producción gráfica digital cuando no había nadie alrededor. La primera aplicación que aprendí a manejar fue Adobe Illustrator 3. Y la última —seguramente— será la que salga mañana. Nunca quiero ser el más inteligente sino el que más trabaja. Soy prácticamente autodidacta aunque tengo títulos y certificados que dicen otras cosas. Hace muchos años que leo y pienso acerca de la posición del sujeto frente a la explosión digital y todos los días celebro que me haya tocado estar aquí en esta época.

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