Abordar un libro, según Eduardo Betas
Pistas metodológicas Todo texto plantea una cuestión central que es necesario resolver: Cómo abordar su lectura. ¿Podría existir una metodología para hacerlo? ¿Si así fuera, tendría sentido práctico su aplicación? ¿Qué espera cada lector obtener de la experiencia de lectura? Algunas pistas metodológicas pueden extraerse de las reflexiones que siguen.
Suelo comprar libros en librerías de usados. Me gusta esa sorpresa de encontrarme con títulos que ya no están impregnados por el marketing editorial. Además, algunos textos usados están resignificados a través de subrayados de quién sabe quien pero que dejó allí su impronta.
El primer acceso a la lectura comienza entonces con el hallazgo del libro en sí o bien, con el arriesgarse a algo desconocido. Comienzo entonces por el autor pero si a éste no lo conozco sigo por el título y, especialmente, por la editorial. Las traducciones y las ediciones son también fundamentales.
Una vez que el libro ha pasado por todas esos tamices y ya está en mis manos, deben coincidir los tiempos míos y de él para que se inicie esa conversación tan especial que se da con el texto.
El tiempo es clave en todo esto porque, tengo para mí, que cada lector va construyendo en su interior una suerte de libro de arena que va cambiando a medida que va pasando el tiempo. No es lo mismo leer, por ejemplo, Emma Zunzâ de Borges o Blues en la noche, de Germán Rozenmacher a los 16 años que a los 40, por ejemplo.
Pero lo más importante aquí es el abordaje en sí del texto. Y abordar es un término que suena a desembarco, a aventura, a captura al estilo pirata de un barco o libro cargado de riquezas. Nada más que aquí, en lugar de cañones existen las preguntas inevitables que realizamos a todo texto y que todo texto nos formula a nosotros.
Y también, al revés del otro abordaje, el enriquecimiento es mutuo.
Por eso es que leer, para mí, es hamacarme entre las preguntas y las respuestas que existen ya no tanto en las palabras en sí, sino en los intersticios que hay entre ellas.
Claro que, a diferencia de los barcos piratas, las respuestas que uno obtiene de esos textos que aborda, luego podrán transformarse en experiencias y, con mayor fortuna en conocimiento. Y allí radica precisamente la riqueza.
En síntesis, abordo un texto como una conversación entre lo que soy en ese momento y lo que me despiertan las palabras escritas. Me imagino al autor o a la autora corrigiendo, eligiendo y pensando una frase que en ese preciso instante es para mí. Agradezco esas palabras cuando las siento sinceras. Y subrayo palabras claves como quien genera passwords hacia nuevas ideas que alimentarán nuevas lecturas o escrituras.
El autor en su salsa: Eduardo Betas
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Categoría: Abordar un libro