Abordar un libro, según Fernando Reberendo
Pistas metodológicas Todo texto plantea una cuestión central que es necesario resolver: Cómo abordar su lectura. ¿Podría existir una metodología para hacerlo? ¿Si así fuera, tendría sentido práctico su aplicación? ¿Qué espera cada lector obtener de la experiencia de lectura? Algunas pistas metodológicas pueden extraerse de las reflexiones que siguen.
Mi lectura es heterogénea y fluida. No me importa si estoy en la página 98 o 32, es decir muchas veces comienzo un libro desde la última página. Le doy la misma importancia a un texto impreso en casa, a un artículo de un periódico, a una revista, que a un libro. Desde ya que tengo libros que atesoro con gran afecto. Un dato curioso es que todos ellos están prolijamente forrados con nylon. Es una costumbre que tengo desde niño.
Trato de constituir relaciones prácticas con los textos. Para mí es inseparable de la lectura tener a mano un lápiz, para escribir en los márgenes y también subrayar lo que en ese instante establezca una conexión conmigo. También tengo buena relación con las pantallas o dispositivos electrónicos de lectura, me agradan y los utilizo a diario. Aunque reconozco que compongo otra máquina, diferente pero no por ello menos alegre. Donde voy, llevo algo para leer. Es parte de mi cuerpo.
Toda lectura la entiendo como un viaje, donde nos afectamos y devenimos. Mis lecturas son transversales, y trato de establecer afectos que aumenten mi potencia, que permitan el fluir de las fuerzas activas, aun en aquellas lecturas obligatorias, muchas de las cuales predisponen al tedio. Pero siempre está la posibilidad de conectar con algo de nuestro deseo. Por ello creo que la clave está en saber armar un cuerpo, que permita esa fluidez con el texto a trabajar. Poder formular preguntas correctas. Considero que el secreto para agenciar activamente con un texto, está en las preguntas que somos capaces de hacernos. Qué es aquello que me sirve en este momento, por dónde conecto con este autor, con qué lo relaciono, en qué velocidad estoy, está acorde con el texto?
Para finalizar, la palabra de dos lectores (mis hijos).
Camila (9 años): leo con un lápiz o resaltador, a veces en el sillón, en la cama o en la mesa.
Manuel (11 años): me gusta leer en mi sillón, de noche cuando ya nada me puede molestar. Soy solo yo y mi libro.
El autor en su salsa: Deleuze
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Categoría: Abordar un libro