Abordar un libro, según Alicia Le Fur
Pistas metodológicas Todo texto plantea una cuestión central que es necesario resolver: Cómo abordar su lectura. ¿Podría existir una metodología para hacerlo? ¿Si así fuera, tendría sentido práctico su aplicación? ¿Qué espera cada lector obtener de la experiencia de lectura? Algunas pistas metodológicas pueden extraerse de las reflexiones que siguen.
Los libros son como el agua de mar. Cada gota bebida aumenta la sed.
Quizás sólo quienes no tuvimos la suerte de contar con una abuela tan sabia como la de un amigo mío, lleguemos a preguntarnos: cómo abordar un libro. Mi hipótesis es que sólo lo hacemos ante una imposición, por ejemplo académica. O sea, no creo equivocarme demasiado, cuando sostengo que el entusiasmo de quién investiga algo de su interés alcanza y sobra, para encontrar -e ir perfeccionando- las metodologías de abordaje.
Las cosas se complican cuando la lectura obedece a la aspiración de algún reconocimiento de dispositivos oficiales (colegio, universidad) de cualquier otro o de uno mismo desdoblado para engordar su narcisismo o, sufrir por no conseguirlo. Dicho en jerga psi: la pulsión epistemológica -engranada al deseo- es sabia. Cuando pulsa, encuentra las estrategias adecuadas para abordar un libro, un artículo publicado en Internet, una pedorra fotocopia, un graffiti y hasta la lectura más pesada del mundo (a mi gusto: la letra chica de los contratos para que no nos embauquen las prepagas, los laboratorios y otros compañeros de ruta en el lazo social que nos toca habitar).
Sin embargo, el deseo no es capricho. Muchas veces un texto que se nos imponía como pesado nos permitió saltar a nuevas preguntas y hasta nos marcó; como lo hizo a mi amigo y a mí la frase del epígrafe. En consecuencia, vale recomendar algunas experiencias que distan mucho de proponerse como recetas.
- Los que nos forjamos en la cultura libresca solemos libidinazar una sustancialidad del material que nos permite subrayar textos. Internet no lo impide, sólo exige levantar el Adobe.
- La abrumadora oferta de datos de Internet no nos obliga a esclavizarnos a ellos. No es tan difícil superar la avidez consumidora como para elegir qué y cómo leer.
- La posibilidad de encontrar los datos, frases y conceptos que deseemos retener, brindada por el dispositivo virtual, supera hasta Funes el Memorioso. Sólo se requiere pensar cómo guardarlos.
En fin, la pregunta ¿cómo abordar un libro? se podría responder: con fidelidad al deseo. Sin embargo, humanos somos y la sociedad nos condiciona. Sería deseable que no nos determine, como proponía Sartre.
La autora en su salsa: Perfiles
Otros autores, otras salsas
Daniel I. Krichman Enrique Quagliano Gabriela Sellart Román Mazzilli Diana Laura Caffaratti |
Categoría: Abordar un libro