Aprendizaje, saber y poder

| 29 enero, 2009 | 3 Comentarios

por Fred Kofman


aprendizajeLo que sigue es el resumen de una conversación que mantuve hace unos años con la Vicepresidente de una importante corporación norteamericana:

Kofman: Entiendo que ustedes quieren aprender a mejorar la eficiencia en su cadena de suministros.
Vicepresidente: Bueno, no exactamente. En verdad queremos mejorar nuestra cadena de suministros pero no necesitamos ‘aprender’, ya sabemos como hacerlo.
Kofman: … ¿Lo saben? ¡Magnifico! ¿Cómo funcionan las mejoras que introdujeron?
Vicepresidente: No están operando aún. Sabemos qué hay que hacer, pero los operarios que deben implementar las mejoras, no siguen nuestras instrucciones.
Kofman: Eso me hace pensar que ustedes no saben como mejorar la cadena de suministros.
Vicepresidente: No, no, usted no entiende. Sabemos perfectamente como hacerlo, el problema a resolver es el de los operarios. Sencillamente no logramos que implementen las mejoras.
Kofman: Entonces, le reitero, ustedes no saben aún qué hacer para mejorar la cadena de suministros.
Vicepresidente (elevando su voz): ¿Acaso no escucha lo que le digo? Sabemos perfectamente qué hay que hacer. Hemos estudiado todo lo que necesitamos estudiar. El problema y la razón por la cual lo llamamos es por el comportamiento de los operarios. Son ellos quienes deben implementar las mejoras, pero no lo hacen. Simplemente, queremos que usted los entrene…

¿Qué significa aprender?

La vicepresidente, con todos sus años de experiencia, tenía su respuesta. Para ella: aprender era adquirir, obtener la información correcta. Así entonces, los integrantes de su equipo, para mejorar el funcionamiento de la cadena de suministros, estudiaron la situación, analizaron sus componentes, aumentaron sus conocimientos y los trasmitieron a los operarios. La implementación de esos conocimientos acerca de la cadena de suministros y de como mejorar su funcionamiento no se encuadraba dentro de su definición de aprendizaje. No es de extrañar entonces que ella se sintiera frustrada por mi «incomprensión».

Mi definición del conocimiento y del aprendizaje es diferente: Conocimiento es la capacidad de actuar efectivamente en busca de objetivos. Aprender es incrementar el conocimiento. Vale decir, aprender es aumentar la capacidad para producir los resultados deseados. La diferencia entre mi definición y la de la vicepresidente no es meramente semántica. La definición de aprendizaje tiene implicancias operativas; no sólo para los problemas de la cadena de suministros, sino para la vida de las personas y de las organizaciones. En este trabajo desarrollaremos una definición práctica de aprendizaje, la compararemos con la tradicional y veremos como esto puede ayudar a las personas, a los equipos y a las organizaciones a generar nuevas posibilidades para la acción efectiva.

La definición tradicional

En la interpretación tradicional, aprender representa adquirir una descripción precisa del mundo para luego aplicar tal descripción. Primero obtenemos un conocimiento teórico y luego lo ponemos en práctica. Está definición no es incorrecta sino inefectiva, ya que dificulta la generación de nuevas competencias prácticas y la adquisición de habilidades que hagan una diferencia positiva en la satisfacción de las necesidades de la persona o de la organización.

El «saber» tradicional valora la abstracción teórica en detrimento de las acciones en «el mundo real». Al concentrarse en la «verdad» se olvida de la «efectividad». «Sabio» es quien tiene información, no quien tiene la capacidad para alcanzar sus objetivos. El «saber» tradicional no alienta la creatividad y la invención. En su afán por expresar descripciones exactas, presenta al conocimiento como un producto terminado que los estudiantes deben aceptar, en lugar de verlo como un proceso de incorporación en el cual los estudiantes necesariamente deben participar.

De esta forma, la concepción tradicional del «saber» quita poder a los estudiantes. En vez de buscar el saber-cómo (poder), los estudiantes quedan atrapados en la búsqueda del saber-qué (información). Este es el modelo de aprendizaje tipo «archivo» o «banco de datos» donde la mente del estudiante es un vacío que debe ser llenado con datos. El maestro, que es «quien sabe», realiza «colocaciones» en la mente de los estudiantes transfiriendo parte de su conocimiento y despreocupándose por la aplicabilidad del mismo en la vida de quien está aprendiendo.

 

El texto completo puede descargarse desde acá.

Imagen:FlickrCC

 

 

 

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Categoría: Culturas

Acerca del Autor ()

Padre. Hacedor. Resiliente. Estudiador. Curioso. Persistente. Apasionado. Aprendí a contar con un ábaco. En el primer año de la secundaria soñaba con tener una regla de cálculo. Hasta tercero lidiamos con las calculadoras personales y los permisos para usarlas en clase. Cuando fui profe universitario me preguntaba si debía aprobar los trabajos hechos en la computadora personal. La primera portable que tuve me mostró las ventajas de la movilidad y la segunda me presentó a Internet. Hoy, ayudo a las personas y a las organizaciones a involucrarse con los entornos 2.0.- Fundé Seco & Serif en los 90, tuve que aprender prácticamente solo a hacer producción gráfica digital cuando no había nadie alrededor. La primera aplicación que aprendí a manejar fue Adobe Illustrator 3. Y la última —seguramente— será la que salga mañana. Nunca quiero ser el más inteligente sino el que más trabaja. Soy prácticamente autodidacta aunque tengo títulos y certificados que dicen otras cosas. Hace muchos años que leo y pienso acerca de la posición del sujeto frente a la explosión digital y todos los días celebro que me haya tocado estar aquí en esta época.

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