Caras

| 27 febrero, 2010 | 0 Comentarios

antes_despues_siempre

En 1984 el fotógrafo norteamericano Steve McCurry capturó el rostro de Sharbat Gula, una pequeña niña afgana de 12 años. Esa imagen dio la vuelta al mundo poniéndole un nuevo rostro al dolor de la guerra. La mirada severa, bellamente intensa, habla del dolor, de la pobreza y también de la dignidad que hace falta para enfrentar la lucha desigual contra la avaricia de los imperios, cuando todaví­a es muy temprano en la vida para eso.

Casi como un juego de hagámoslo otra vez, impulsado por el éxito e incluso por cartas de la gente, el autor encabezó una búsqueda de aquella niña durante 17 años. La volvió a retratar y nos regaló la imagen actualizada de una mujer adulta (29 años en 2001) que parece decir con la desgarradora elocuencia de un grito silencioso: en estos años, muchos, para la vida de una persona, nada ha cambiado de aquel dolor, de aquella pobreza, de la misma guerra.

El rostro de la derecha es, según el gobierno de la provincia de Buenos Aires, la imagen del hambre y la pobreza en nuestro paí­s, en el lamentable aviso con el que se promueve, desde hace varios años, la también lamentable idea de que aumentando el juego, ayudamos a la instalación de comedores escolares.

Fuente: diario Crítica Digital.

 

 

 

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Categoría: Culturas

Acerca del Autor ()

Padre. Hacedor. Resiliente. Estudiador. Curioso. Persistente. Apasionado. Aprendí a contar con un ábaco. En el primer año de la secundaria soñaba con tener una regla de cálculo. Hasta tercero lidiamos con las calculadoras personales y los permisos para usarlas en clase. Cuando fui profe universitario me preguntaba si debía aprobar los trabajos hechos en la computadora personal. La primera portable que tuve me mostró las ventajas de la movilidad y la segunda me presentó a Internet. Hoy, ayudo a las personas y a las organizaciones a involucrarse con los entornos 2.0.- Fundé Seco & Serif en los 90, tuve que aprender prácticamente solo a hacer producción gráfica digital cuando no había nadie alrededor. La primera aplicación que aprendí a manejar fue Adobe Illustrator 3. Y la última —seguramente— será la que salga mañana. Nunca quiero ser el más inteligente sino el que más trabaja. Soy prácticamente autodidacta aunque tengo títulos y certificados que dicen otras cosas. Hace muchos años que leo y pienso acerca de la posición del sujeto frente a la explosión digital y todos los días celebro que me haya tocado estar aquí en esta época.

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