Re-fracciones

| 27 diciembre, 2009 | 1 Comentario

Sólo se ve una parte de algo. Esto se sabe. Apenas es posible apropiarse de una parte de todo lo que habrí­a que saber. De otro modo no serí­amos humanos. El que mira, decí­a Pichón Rivière cañoneando el paradigma de la objetividad, también hace sombra sobre la escena. Todo lo que vemos es fracción de algo mayor. Esa mayoridad está presente en la escena aunque no sepamos de ella. En el tiempo, por ejemplo, acerca del cual no tenemos percepciones inmediatas y sin embargo nadie se atreverí­a a negar su existencia.

El auto que veo desde mi terraza no es el mismo que ve el mecánico desde la fosa donde trabaja. Y sin embargo lo es. Es que no hay objeto ni objetividad que remitan al absoluto. El punto de vista es el objeto que vemos. La mirada es el objeto. No hay paisaje separado de la mirada. El objeto deviene tal si hay sujeto que mira.

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¿Ves lo que yo veo? ¿De qué hablamos cuando reclamamos semejante identificación? Del objeto y del sujeto, seguramente, sin poder precisar las fronteras entre uno y otro. Con la comida sucede algo similar a lo que pasa con el aprendizaje. Parece ser que nuestro modelo nutricio no puede funcionar partiendo de la complejidad: necesita sintetizar para después construirla. Sin embargo, los alimentos que disponemos no están a nuestro alcance en sus formas simples, sino complejas. Los ingerimos así­, para que el proceso metabólico los convierta en aminoácidos, vitaminas y minerales. Vamos y venimos entre la parte y el todo. Entre lo excesivamente simple y lo extremadamente complejo. Para aprehender, necesitamos recortar, simplificar, aplanar, desmenuzar, deshacer… Como esta suerte de metabolismo del aprendizaje no está reglado por información genática, sino por la cultura,  demasiado a menudo perdemos de vista que esas operaciones de fragmentación nos alejan de la escena original. Nos quedamos con un fragmento del fragmento, pero como logramos nombrarlo en términos de patrones conocidos, creemos -ingenuamente- que hemos podido conocerlo, dominarlo, aprehenderlo; y en realidad apenas hemos desactivado una parte de la angustia que se despliega frente a lo que nos excede. Entonces decimos: ya sé, que suena muy parecido a yace, porque esa porción de conocimiento se nos queda asociada a una totalidad.

Aprender supone transitar ese camino que empieza en la angustia desbocada que nos dispara lo nuevo y termina poniéndonos en un punto de vista que no conocíamos cuando empezamos. Aprender a aprender supone conocer cómo es para cada uno ese proceso irrepetible durante el cual batallamos contra el deber ser que va alambrando prolija e implacablemente el territorio hasta tranquilizarnos. Supone desafiar esas reglas, indagar más allá, no dar nada por conocido y, como dice Steve Jobs, mantenerse hambiento y desprejuiciado.

De modo que aprender, siguiendo con el paralelismo alimentario, no se refiere a comer, sino a alimentarse. Y eso tiene mucho que ver con la actitud con la que se enfrente el desafí­o, porque hay mucho más para aprender en el fallido que en el acierto, a condición de que uno pueda sostenerse allí­, sabiendo que ese no es el resultado que buscaba y por lo tanto no va a quedarse con eso.

Formas asociativas de escritura

La propuesta de la sección Re-fracciones supone sobrevolar esas cuestiones trabajando sobre los territorios ambiguos de la polisemia, sobre las visiones diferentes de algo, a partir de un mismo disparador. Como gimnasia, servirá para alimentar el semillero cuando toque trabajar sobre el diseño de objetos de aprendizaje. Recientemente publiqué un artículo al respecto en el Tilo.

Aquí­ la idea fue tomar un disparador, escribir algo sobre el tema, pedirle a alguien que también lo haga y publicar ambas reflexiones, en los dos blogs.

Para iniciar esta serie he contado con la inestimable colaboración de la profe Cristina Alcarraz Vigil y la propuesta fue escribir algo a partir de este slideshow, que circula por la web. Las imágenes que ilustran el texto son parte del slide show que se ofrece para descargar y, a su vez, de la exposición Correr los Números, un Auto-Retrato del fotógrafo Chris Jordan, quien trata de llamar la atención sobre los millones de objetos que se acumulan en el planeta, fuera del alcance de nuestra vista.

Ese disparador me ha servido para pensar la presentación de la serie. A continuación el texto de Cristina.

De miradas y subjetividades

En las escuelas se reflexiona acerca del estado del planeta, mediante acciones de concientización donde encontramos nuestras huellas.
El malestar es grande, cuando no hay respuestas ante los reclamos, se buscan otras formas, maneras de llegar, de promover conciencia pública.
El planteo posibilita poder :
– €œDenunciar desde el arte€,
– €œMediante imágenes sugerentes, la omnipresencia de la basura.
– €œVer los desechos como símbolo de una época.
– €œIntegrar arte y ambiente intentando generar una transformación cultural.
– €œDesde una mirada nueva, conciente y reflexiva, desandar los caminos y volver.
– €œSensibilizar.
– €œHacer conciencia y tomar acciones concretas dentro de las responsabilidades de ciudadano de nuestro planeta Tierra.
El Licenciado Alvaro D. Fernández, expresa que los seres humanos somos crí­as destinadas a humanizarnos en la cultura y eso marca un punto: la subjetividad del otro. Esa manera particular de ver el mundo, la naturaleza y de actuar en ella, es inherente a la constitución misma de cada uno de nosotros. Somos sujetos de la subjetividad del otro.
El arte nos convoca desde lo simbólico, ofreciendo la posibilidad de volver a reconocernos en el sentido de algo que ya conocemos, pero que en ese reencuentro me reconozco.

El juego lo han abierto los artistas, nos convocan a jugar, no a que sólo contemplemos su obra, sino a atravesar sus obras sugerentes, en búsqueda de nuevos significados que orienten nuestro hacer: reflexionar y sentir  la contaminación de nuestro planeta

Ubicar el valor del arte como un acto educativo,
que provoca conciencia, con la utopí­a
de que provoque cambios en cada uno de los observadores
multiplicando en prácticas colectivas hacia :
*€œUn mundo más sano y limpio*€(1)

(1) Alumnos y docentes 7º año 2003 – Escuela 500-Domingo F. Sarmiento.

 

 

 

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Categoría: Trama y relaciones

Acerca del Autor ()

Padre. Hacedor. Resiliente. Estudiador. Curioso. Persistente. Apasionado. Aprendí a contar con un ábaco. En el primer año de la secundaria soñaba con tener una regla de cálculo. Hasta tercero lidiamos con las calculadoras personales y los permisos para usarlas en clase. Cuando fui profe universitario me preguntaba si debía aprobar los trabajos hechos en la computadora personal. La primera portable que tuve me mostró las ventajas de la movilidad y la segunda me presentó a Internet. Hoy, ayudo a las personas y a las organizaciones a involucrarse con los entornos 2.0.- Fundé Seco & Serif en los 90, tuve que aprender prácticamente solo a hacer producción gráfica digital cuando no había nadie alrededor. La primera aplicación que aprendí a manejar fue Adobe Illustrator 3. Y la última —seguramente— será la que salga mañana. Nunca quiero ser el más inteligente sino el que más trabaja. Soy prácticamente autodidacta aunque tengo títulos y certificados que dicen otras cosas. Hace muchos años que leo y pienso acerca de la posición del sujeto frente a la explosión digital y todos los días celebro que me haya tocado estar aquí en esta época.

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