Relaciones: 13 Misceláneas 2013
La casa y los pájaros
La casa tiene un jardín. En el jardín hay un muérdago, una palmera, helechos, un arbusto que enrojece en otoño y una enredadera que en verano se llena de flores blancas. Lo notable es que los gorriones han establecido su lugar entre las plantas. Están tan confiados que la semana pasada encontré que se colaron por la puerta entornada, y había uno en el hall de entrada, posado sobre el modular y al lado del Buda, y otro en la biblioteca, junto a los libros de Farmacología. Me preocupé, porque las perras y la gata no son de fiar. Dejé abierto y se volaron.
Cerca de la Facultad hay varios perros amistosos. Se acercan al mendigo de las rastas, no le temen y lo acompañan, cuando él lleva el ritmo en las canaletas de una botella de gaseosa vacía. En estos días de invierno se recuesta al sol. La señora que se le acercó era muy mayor y caminaba despacio. Vi que le ponía un billetito en la mano y escuché que le preguntó: ¿Tenés frío? Me quedé pegada a la actitud de esa mujer, que caminaba con evidente dificultad, que vestía humildemente, pero que resonó a la orfandad del mendigo, (un pobre de toda pobreza) tanto como para acercarse, hablarle, preocuparse por su desvalimiento. Un resonar que tal vez venga enlazado a su propia pobreza, a su propia precariedad.
¿Y cómo será el vecino que deja migas de pan a los pájaros y palomas bajo el árbol, junto al Patio de la Madera? ¿Será similar su sensibilidad a la de la anciana? Ambos se salen de sí para cuidar a otro, a otros. ¿No les da esa actitud, verdadera nobleza a su estatura?
Historias de sobrevivientes
1-Creyó ver una vez en un pasillo a Estela. En Devoto no estaba permitido que se saludaran. Si Estela la vio, tampoco pudo dar señales de ello. Por eso, lo primero fue la alegría de haberse pensado muertas y descubrirse sobrevivientes. Cuando años después se reencontraron pudieron confirmar que aquella vez en que se vislumbraron a lo lejos, no había sido un espejismo inducido por el deseo y la privación.
2-Ella entró a lo que había sido maternidad durante aquellos años. Hoy se inauguraba como centro de atención para mujeres. Estaba llegando al lugar en el que había nacido su primer hijo. La convocaban para organizar un homenaje, a quienes habían pasado por allí en épocas muy duras, a quienes habían tenido allí a sus hijos, y también a los profesionales que las atendieran entonces. Que las protegieran y cuidaran en esa instancia. Todo estaba remodelado, restaurado, puesto en valor y reluciente. Pero cuando bajó la vista, desde las paredes recién pintadas, desde los ventanales brillantes, algo la conmovió: las baldosas eran las mismas que ella había pisado cuando llegaba en trabajo de parto, como presa política, en aquel entonces del terror.
3-Cuando ella debió dejar que llevaran a su hijo, para que recibiera los cuidados médicos que necesitaba y que no iban a proveerle en la cárcel, se quedó de recuerdo una batita multicolor. Pero no dudó en pasársela a una compañera recién llegada para su bebé: una niña. Compartieron un tiempo hasta que se perdieron de vista cuando las trasladaron. Se preguntaba que habría sido de ella, la que recibiera la batita de su hijo. ¿Viviría? ¿Vivirían? Hasta que en un recreo en el patio, en Devoto, pudo ver a lo lejos, en el patio del pabellón de las madres, en lo alto de una soga, secándose, flamear la batita multicolor.
Imágenes en 4D
–Las imágenes en cuatro dimensiones, no solo muestran las particularidades en la fisonomía de los que dentro de su ámbito, son objeto de devoción. También he visto gestos, movimientos reveladores si los leemos desde nuestros códigos.
Estas imágenes perfeccionan las que habíamos tenido oportunidad de ver anteriormente. La primera que pude apreciar, hace tiempo, fue el saludo del habitante de una amiga, su primer hijo, parecido a Oaki, pura cabeza y el cuerpo como una larva, que agitaba su manopla enguantada en dirección a quienes, mirábamos asombradas desde la platea.
Ahora pueden verse detalles como la mueca de puchero de la que estaba siendo presionada por el obstetra, la sonrisa apenas esbozada por aquel otro que parecía contento. También me sorprendió la “ñata contra el vidrio”, del que fotografiaron con la nariz aplastada contra el saco amniótico como espiando hacia afuera. Y está el que hizo la “V” de la victoria, y hasta el atrevido que fue levantando desde el costado su brazo y terminó muy comedido, con el dedo medio levantado en gesto inconfundible.
Contradicciones
1-Supuse durante mucho tiempo que Conventos y Asilos eran espacios de poca libertad, de espacios reglados y tiempos acotados, espacios casi de cautiverio. No siempre es así. Escuché a Gema, en su cumple de 80, contar su historia. Ella dijo, al pedírsele que hablara en la Misa en su homenaje: “Fui una niña muy amada por mis padres, mi niñez fue hermosa. De adolescente me sentí alegre en la escuela y dichosa con tener amigas. He sido una adulta en armonía con mi vida: hice el trabajo que quería, que tiene un sentido, que me da muchas satisfacciones y con gente que comparte mi fervor. Tengo un marido, Jesús, que me escucha. Puedo afirmar que mi vida está bien y si tuviera que partir, estaría conforme porque fue una buena vida.” Gema profesó como religiosa desde joven y su vida transcurrió en un convento y al servicio de su congregación, viviendo de acuerdo a sus votos de pobreza, obediencia y castidad ¿quién puede desautorizar su convicción regida por los sentimientos que ella refiere? ¿Quién puede dudar de la luminosidad y valor de su vida?
+ + + +
2-Mariano consiguió después de trabajar arduamente, la externación de Juancito del psiquiátrico de Oliveros. Era un triunfo terapéutico lograr que dejara el asilo, y se reintegrara a la vida cotidiana, haciendo tratamiento como paciente ambulatorio.
Pero al cabo de pocas semanas Juancito le dijo a Mariano: Quiero volver a Oliveros. ¿Cómo puede ser? ¿Volver a la internación en el Asilo? ¿Volver a ser un interno de la Colonia? ¿Por qué?
Respondió: “Es que allá tengo amigos. Trabajo en el taller de cestería. Y además hay chicas…”
+ + + +
3-Pablo dice que vive libre de ataduras en San Marcos, alejado en las sierras. Su retorno a la naturaleza es una elección contundente, que lo lleva a un estilo de vida más que austero. Prescinde de lo superfluo, pero también, en circunstancias, de la asistencia elemental. En dos ocasiones, esa falta de asistencia (La infección en una pierna una, el crecimiento de un quiste la otra) permitió la progresión del problema, pudieron poner en peligro su salud. Él eligió un modo de autoabastecerse para ese cuidado, y no recurrir a consulta y medicación. ¿Quién puede pensar que está equivocado? ¿Qué de sensato y qué de necio puede desplegar en esa conducta, que los amigos describen como con algo de salvaje? ¿Y puede considerarse esta opción por una libertad a rajatabla otra forma de cautiverio?
+ + + +
Así, lo que parecía incomprensible y contradictorio, encontraba su sentido. Y los que podemos pensar en los argumentos, entendemos que esas razones son valederas y claras. Lo que desde nuestro registro, podía ser pensado como cautiverio era otra forma de libertad y de realización. Diferente pero válida. ¿O quién se cree en posesión de la fórmula de una vida plena?
Historia de una gladiadora
Los encontré en la peatonal un sábado a la mañana. El empujaba la silla de ruedas, porque ella no puede caminar largas distancias. Iban muertos de risa, como están todo el tiempo desde que están juntos, hace años. Nos pusimos a hablar y le dije que le debía una visita, para mostrarle mis últimas placas, mis últimos análisis. Y ella dijo que ya no, que se había jubilado porque se había acentuado su problema, y con ello el dolor, y entonces se le hacía difícil continuar en la brecha. Que el trámite de su jubilación había sido tan rápido, que no le había dado tiempo de despedirse de sus pacientes. Yo la había conocido en un Congreso donde presentaba un trabajo sobre “Sexualidad adolescente” y a partir de allí fue la ginecóloga de mi hija, y luego, también yo la consultaría. Entonces le conté que iba a ser difícil para nosotras que ella no estuviera, porque cuidó nuestra salud durante muchos años. Y lo hizo de una manera tal, que no me imaginaba, a partir de ahora ¿qué? ¿quién?
Y pensé que tiene tantas historias en su propia vida de luchadora que debiera escribir para contarlas. Ella se rió. Pero sabe que se lo decía en serio. Porque ha tomado el ejercicio de su profesión como una forma de encuentro. Una forma alegre, respetuosa, donde el cuidado de quienes llegábamos a verla la guiaba no solo en las maniobras médicas, sino también, y sobre todo en su disposición, en su mirada y en sus palabras. Es decir, en su compromiso.
Sobre la muerte
Una coincidencia interesante vincula a dos hombres que tomaron conciencia del carácter absoluto de la muerte. Tomaron conciencia en un momento preciso en la niñez, y además pudieron relatarlo con ironía implacable.
Sus descripciones son de singular agudeza: Emilio Rodrigué, cuando llevó a su madre el pajarito muerto que lo confrontaba con un hecho: el del no retorno. Esperaba que ella pudiera despertarlo. ¡Si era su mamá! Descubrir que ella no podía, desmorono totalmente su confianza.
Y Woody Allen en similar situación, ante la muerte de su gato que lo despojó de su ilusión de inmortalidad y pareció inaugurar su particular visión de la vida. Estas experiencias los marcaron a ambos de manera semejante, y dieron lugar a que procesaran el suceso desde un pesimismo lúcido, que podemos leer en sus relatos.
Amigas
1-Ella escuchaba algunas veces acerca de distanciamiento por razones partidarias. Y pensaba que si la amistad es profunda y verdadera no debieran ser un obstáculo las diversas adhesiones. Sin embargo, en este último tiempo ha coincidido con el personaje de Rep cuando deja de hablarse con opositores, porque se siente oficialista y con oficialistas, porque con ellos se siente opositor.
Y lo ha registrado en vínculos en donde existen afinidades en común importantes, pero que en este terreno sostienen posiciones antagónicas. La procedencia familiar en lo socioeconómico, la pertenencia a determinados círculos culturales y académicos, y la adhesión a valores y la jerarquización de objetivos, la mirada sobre el mundo, puede poner barreras y lesionar la relación entre personas que llevaban una trayectoria común. Pudo pensar que para quien creció en un ambiente rico, se formó en colegios de elite, apoya políticas conservadoras, entiende más de beneficencia que de solidaridad, y considera a las personas jerarquizándolas en función de dinero y poder, hay distancias difíciles de saldar con quienes todavía cantamos….
2-La otra había sido una niña muy sensible. Con una timidez gigantesca que le ponía barreras para vivir. Pero como era diligente y aplicada fue sorteando algunos obstáculos. Le costó terminar la escuela, le costó pensar en un trabajo. Le costó vivir. Acepto la propuesta de amor de aquel que fue perseverante y se casó precozmente con él. Vinieron los niños, antes de que ella hubiera terminado de crecer. Los cuidó como pudo. Tal vez más que a sí misma. Y así como, cuando era niña, tardó en reparar el diente que se rompió en una caída porque tenía miedo al dentista, así también de vieja, dejó progresar el prolapso de su matriz hasta que casi no podía caminar. (La matriz maltratada en el descuido). En este tiempo tiene miedo de salir. Ha circunscripto su vida a la casa y allí van a visitarla hijos y nietos. Una de ellas, con la lucidez de los niños, comenta sus estados de pánico y dice: “Tengo una abuela-nena, que es grande como una abuela, pero que hay que cuidar como si fuera chiquita.”
Historia mínima
El hijo terminaba la secundaria y en unos días viajaba a Bariloche. Entonces ella fue preparando lo necesario: guantes, bufandas, camisetas. Le faltaba conversar con él, hasta que tomó coraje. Entonces le dijo que muchos chicos durante esos días, conocían chicas de otras escuelas, surgían romances y algunos iniciaban sus relaciones sexuales. Que eso podía suceder y el caso era que si la situación se daba, él fuera responsable y se cuidara. El hijo aceptó. Medio a regañadientes, pero aceptó. Entonces quedaba comprar los preservativos.
Cuando la noche anterior al viaje terminaban los últimos preparativos, ella se dio una palmada en la frente al recordar:- ¡Los preservativos! Andá a comprarlos al Super chino de enfrente, que allí deben tener. Y el pibe le respondió, con un gesto pudoroso: -No, anda vos. Entonces bajo a la calle, entró al negocio, donde todos los días la habían visto comprar, yerba, tomates, latas de atún, brócolis y manteca.
Buscó la góndola, estaba en un rincón y se encontró con que había de distintos colores. Eligió una cajita de cada uno, y mirando por si tenían fecha de vencimiento, encontró que la cajita de color rojo decía: Sabor a Chocolate, especial para sexo oral. Entonces, a esa la dejó en el estante pensando: -A mi nene, no. Y se fue con todas las otras en el canastito. Y esta vez en lugar de galletitas, mortadela, coca-cola, hamburguesas, azúcar, frutas, garbanzos, fideos y las cosas que habitualmente había comprado durante los últimos años, en el canastito había varias cajitas de preservativos de diferentes colores. El chino de la caja, que cobraba, las pasó con la expresión inescrutable de los chinos, cuando están pensando que atienden a una mujer que antes no era una descocada.
Historia de Noe
Noe y Celia van a historiar sus presentaciones teatrales. Desde la época en que se conocieron, cuando Noe venía frustrada. Porque la compañera con la que había querido hacer una escena de “La invitada” le dijo que no podía. Que no podía con el libro de la Beauvoir. Que no podía con el tema. Que no podía.
Noe no entendió demasiado, pero no insistió. Y cuando fue con la propuesta a Celia y resultó que Celia aceptó y además estaba entusiasmada, no lo podía creer. Estaban contentas y trabajaron el texto, porque a esta compañera no le pegaba mal el argumento. Podía con el libro y con el tema. Lo leía desde otro lugar. Sin pena.
Y cuando una vez Celia le presentó a su esposo, le dijo: “mi marido” y la nombró a ella, a Noe, como “la sartreana”, porque todavía era temprano para algunas cosas, por ejemplo para llamarla por su propio nombre. Y de dar a Simone de Beauvoir, su propio lugar. El lugar de quien había escrito “La invitada” pero también era la autora de “El segundo sexo”, que fue nuestra Biblia. Y había sido la compañera de Sartre. Era temprano, aunque fuera justo, justo, el tiempo para la obra que iban a trabajar.
Inoportunos
1-El periodista le pregunto a Pierri, el abogado defensor, si Mangeri era inocente. El respondió que sí, que pensaba que era inocente. Y el hijo intervino con su cantarina voz de claras inflexiones, con la espontaneidad de un niño confiado y seguro y dijo: -No, boludo! Si él mató a Ángeles.
Queda para la continuación de las investigaciones, el develar la cuestión, pero la intervención del hijo de Pierri, al aire, en me trajo a cuenta el cuento del Rey cuya absurda desnudez, solo un niño se animó a ver, y denunciar. (Por eso de que los niños, poetas y locos dicen la verdad)
También pensé en los impulsos filicidas que el pequeñín pudo poner en marcha en el abogado, expuesto públicamente al bochorno.
2-El hijo de De Narvaez, según relato del padre, no sabía que la ocupación del padre era en la política. Creía que trabajaba en la televisión. Esto, contado sin pudor, casi con inocencia por De Narváez, hace preguntarse por el grado de inconciencia con que se toma sus responsabilidades el sonriente colombiano.
3-La opinión de Chiche y sus prevenciones, respecto a que la mujer actúe en política, descalificando esa posibilidad, dio lugar a las más variadas respuestas.
Al respecto escribe Sandra Russo:
“Pasó medio siglo y todavía increíblemente surgen extrañas añoranzas de retroceso, como las que expresó hace poco Chiche Duhalde, surgidas quizá más de una subjetividad atenazada que de una elaboración intelectual. La construcción monumental del patriarcado, cimentada durante veinte siglos, sigue calando en lo inconsciente, en aquello de lo que no se tiene conciencia. El patriarcado, que nos dejaba no sólo sin voto sino sin voz y sin autonomía personal, sigue latente en lo profundo de muchas mujeres que experimentan su libertad como un exceso. La historiadora Dora Barrancos, refiriéndose a este fenómeno, dijo esta semana que “no hay peor circunstancia que travestirse con la ropa del amo”. Esta frase puede leerse en todos los sentidos que atraviesa.”(Página 12, 24-8-13)
Acerca de José
Lo conocí cuando él era adolescente, y aunque yo todavía no sabía que él era huérfano, pude suponerlo, porque a poco de empezar la conversación me contó que su sueño era tener hijos, porque deseaba y esperaba que si tenía un hijo, éste lo llegaría a querer tanto, como él necesitaba y esperaba ser querido.
Después nos perdimos de vista, pero muchas veces el azar nos reunió, y supe de sus amores contrariados. Pero sucedía algo sorprendente y era que siempre luego de, y a pesar de las rupturas, mantenía una relación tan cordial con los ex compañeros, que resultaba muy poco habitual.
Recuerdo particularmente un almuerzo de Pascua, en que llegaron a compartir la celebración, además de él, que era infaltable en las reuniones familiares: Hugo, uno de los que habían formado parte de su vida, pero con su actual pareja. Y Ariel, con el que también luego había mantenido una relación, con su nuevo compañero. Los cinco mantenían un vínculo cordial, a pesar de las historias de romances y quiebres.
Y lo más notable, fue que cuando José debió afrontar graves problemas de salud, que lo mantuvieron en una prolongada convalecencia, los que lo asistieron en ese tiempo fueron Ariel y su compañero, con toda dedicación y perseverancia, hasta que superó esa etapa. También supe escuchar, que Hugo y su pareja, que habían decidido testar entre sí, cada uno a favor del otro, incluyeron otra disposición, por la cual, si ellos dos llegaran a morir juntos, el destinatario de los bienes de la pareja fuera José.
Creo que llegó al final con estas pruebas contundentes del afecto que había sabido generar, en estos cuatro amigos, que tuvieron con él tales muestras de consideración. ¿Muestras del cariño que tanto buscó, desde la solitaria precariedad de huérfano crónico?
Pero estaba junto a otros dos que también formaban parte de sus afectos, los más antiguos del grupo, cuando intuyó que llegaba su momento de partir. Aquellos que eran casi su familia, con que solía compartir Navidades y cumpleaños. ¿Los más cercanos? ¿Los más sentidos? Le dieron sin retacear el refugio y el cuidado tras el que José siempre había andado. Pareciera que el gesto del final, fue ir hacia encuentro de ellos y ellos lo acompañaron en esa despedida. La última.
Sobre la pulsión de muerte
En la tarde esperaba el cole en la parada. Pasó un carro tirado por un petiso que llevaba cartones. Lo conducía una mujer y a su lado una chica más joven sostenía en brazos a un niñito. Junto al carro, acompañando al grupo, como suele suceder, un perro medio rengo y medio viejo. Los mirábamos pasar, y nos condolimos de la escena. Pero la chica de ojos verdes que estaba sentada a mi lado dijo: “Habría que castrarlos…” y se apresuró a aclarar, “A los perros no…, a esa gente del carro”
A la noche comentábamos en el grupo, que el spot de Messi contra la violencia en el fútbol, no alcanzaba. Era solo un gesto romántico. Alguien dijo que la escalada expresada en los ataques entre bandas de fanáticos, era muy grave. Que las mafias del narcotráfico están tras los “barras” y también tras los capos de los sindicatos y que no hay recuperación posible, que no hay una solución.
Después, en el grupo, hablábamos de la pena de muerte, tal como la reflejan algunos films (el capítulo V, “No matarás” del Decálogo de Kieslowsky, y la trama de “Mientras estés conmigo” del director Tim Robbins) y recordamos que el verdugo, el encargado de cumplir la pena, solo debe oprimir un botón, o bajar una palanca. Una manera de disimular el asesinato. Pero su burocratización no hace que la maniobra no sea un asesinato y no hace que sea menos cruel.
Y en todas estas formas de pensar las formas de la pulsión, y la perturbadora encerrona que conllevan ¿qué hacer?
Ante la cárcel de por vida para algunos, la castración como se sugiere para violadores reincidentes, el aniquilamiento a través de la formalización y legitimación de la muerte ¿cómo sentir? ¿Hay acaso respuestas?
Laura habla acerca del valor de los textos
Dice de las tramas y urdimbres que permiten que algunas ideas tejidas entre sí, lleguen a través de escritos que nos convocan. Que permiten que algunas personas reaviven los vínculos que fueron tejidos alguna vez.
La historia compartida fue la que enlazó los hilos entre los que estábamos compartiendo el momento. Y quien había sido mi alumno alguna vez, fue luego de años profesor de mi hija. Y la que fuera alumna una vez, hoy contaba los avatares de su inserción como docente. Historia circulares que nos remitían al tiempo del pasado, en una continuidad con el presente y en proyectos para después.
Y en la reunión se dijo también de los ritos cristianos y judíos.
Sabía, por haberla visitado, de la Capilla pensada y construida para recibir oraciones de distintas religiones en La Cumbrecita, y me pareció maravillosa.
Sabía del Templo en Toledo que fue construido como edificio de una Sinagoga en el siglo XIII y tiene el nombre católico de “La Virgen Blanca”. Abraham de la Cruz es un sacerdote, nacido judío pero convertido al cristianismo, es quien hoy lleva adelante la iniciativa de acercar las tres religiones monoteístas. Expone allí sus pinturas y dibujos. Y ya es milagroso que en una construcción que parece musulmana funcionen un templo hebreo y una Iglesia católica, en la que algunas veces se celebra Misa.
Sabía de ceremonias ecuménicas con la participación de ministros de diferentes cultos.
Sabía de matrimonios que habían solicitado la presencia de sacerdote y rabino para bendecir un matrimonio, cuyos celebrantes daban profundo significado espiritual al hecho.
Pero no tenía noticias, hasta ayer, de un destinatario de un doble Bautismo, según dos ritos: católico y judío, cuyos padres pudieron así encontrar solución a sus diferencias.
Señales
Tengo dudas respecto a si renovar otra vez o no, la licencia de conducir un auto que no toco hace años. Renovarla me daba la serenidad de poder utilizarlo en caso de urgencia. Pero no sé si vale hacer el trámite fastidioso, como todos los trámites, sin la decisión de retomar el auto en una ciudad cada vez más complicada, con un tránsito cada vez más caótico.
También tengo dudas respecto a asistir al cumple de quien celebró los 89, los 90 y los 91. Había estado junto a mí, en los momentos más importantes de mi vida: cuando paría a mis hijos. La acompañé todas esas veces en sus fiestas de cumpleaños, pensando que tal vez en dicha celebración cifra ella una garantía: la de que no decline su vitalidad. Cuando baila el pasodoble y abraza a los amigos, rejuvenece. (Como aquel anciano que cada verano se jactaba de que el sol de la playa le aseguraba un año más, por eso en Mar del Plata tenía su talismán)
Y es que, creo que sucede, como relata Marcela Serrano, en la historia de Mané, en “Diez mujeres”, los indicios del paso del tiempo se hincan como púas. Avanzan como topadoras, inquietan con la dureza ineludible de los duelos. Las pérdidas, a cierta edad, se van haciendo más frecuentes y más notorias: cada uno en sí mismo/a afronta pérdidas (fuerza, rapidez, agilidad, memoria declinan) y también de otros, de los que se nos anticipan en el viaje, más o menos cercanos, más o menos queridos, pero integrantes de una generación, de una época, de una manera de ver el mundo.
Leía la reflexión de un hombre que decía “Después de los 80, cada contemporáneo es casi un amigo”. Debe tener que ver con eso de unirnos en la etapa para sostener la empresa de vivir, cuando se hace difícil. Y de sobrellevar las penas, cuando nos arrasan. Porque al fin… al fin estar vivo/a es un regalo y una responsabilidad.
M.C.M. diciembre 2013
Categoría: Trama y relaciones